Cómo la tecnología y la analítica de datos potencian la detección de operaciones inusuales

En el panorama actual, los Oficiales de Cumplimiento enfrentan un desafío creciente: la necesidad de innovar en la detección de operaciones inusuales y sospechosas, sin descuidar el rigor que exige la normatividad de la superintendencia y las directrices establecidas en el marco del SARLAFT (Sistema de Administración del Riesgo de Lavado de Activos y Financiación del Terrorismo). El año 2025 se vislumbra como un punto de inflexión, pues no solo la regulación seguirá evolucionando, sino que también las herramientas tecnológicas abrirán oportunidades sin precedentes para optimizar la vigilancia.

En primer lugar, la definición clara de qué constituye una “operación inusual” y una “operación sospechosa” es fundamental. De acuerdo con las guías de la superintendencia, la empresa obligada debe observar patrones fuera de la normalidad en valor, frecuencia o jurisdicción de las transacciones, con el fin de poder catalogarlas como inusuales. Aquellas que, además, carezcan de justificación razonable, se consideran sospechosas y deben reportarse oportunamente. La relevancia de este proceso reside en que los riesgos asociados al lavado de activos y financiación del terrorismo exigen un monitoreo constante y comparativo: la empresa debe contar con metodologías de medición claras y herramientas para evaluar la probabilidad de ocurrencia y el impacto de cada factor de riesgo.

La analítica de datos y la inteligencia artificial se perfilan como los grandes aliados en este escenario. Disponer de plantillas y macroprocesos automatizados permite segmentar y clasificar las operaciones de clientes, proveedores y empleados, detectando con precisión si un monto excede cierto umbral o si el número de transacciones en efectivo supera el promedio histórico. A partir de los datos, un Oficial de Cumplimiento puede generar reportes mensuales con cuadros comparativos, gráficos evolutivos e, incluso, modelos predictivos de tendencias futuras.

La clave radica en combinar el conocimiento normativo con una actitud proactiva hacia la innovación. Para ello, es recomendable adoptar soluciones que brinden no solo la capacidad de cargar y procesar información contable, sino también de presentar los resultados en paneles de control dinámicos y de activar alertas tempranas cuando surjan señales de riesgo. De este modo, el Oficial de Cumplimiento deja de ser únicamente un verificador manual para transformarse en un estratega, capaz de tomar decisiones basadas en datos y de anticiparse a los riesgos gracias a la tecnología.

No se trata de sustituir la pericia humana, sino de complementarla con herramientas que aporten agilidad y efectividad. Con la demanda de mayor transparencia y la inminente evolución de las normas, la adopción de soluciones analíticas y de inteligencia artificial será un paso casi imprescindible para los Oficiales de Cumplimiento que deseen mantener la excelencia y cumplir cabalmente con su papel de garantes.

¿Estás listo para convertir la tecnología en un verdadero aliado estratégico y anticiparte a los riesgos, o seguirás confiando en métodos convencionales que podrían dejar pasar señales de alerta en tu organización?