Los reportes de sostenibilidad en Colombia: ¿avance o traba burocrática?

Colombia está en camino de hacer obligatorios los reportes de sostenibilidad para muchas empresas, una medida que ha generado tanto entusiasmo como resistencia. Mientras algunos celebran este paso como una victoria en la transparencia y la responsabilidad corporativa, otros lo ven como una nueva traba burocrática que puede frenar la competitividad y aumentar los costos operativos.

¿Por qué hacerlos obligatorios?

El mundo está cambiando y las empresas no pueden quedarse atrás. Las regulaciones internacionales, los inversionistas y los consumidores exigen cada vez más información sobre el impacto ambiental y social de las compañías. En ese contexto, Colombia busca alinearse con estándares globales como los GRI (Global Reporting Initiative) y SASB (Sustainability Accounting Standards Board), fortaleciendo su posición en el mercado internacional.

Además, con la taxonomía verde en marcha y la presión de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), es evidente que las empresas tendrán que demostrar cómo generan valor más allá del aspecto financiero. La sostenibilidad ya no es un lujo ni una moda, sino un requisito para la supervivencia empresarial.

El dilema empresarial

Un empresario sobrecargado con cajas que simbolizan diferentes aspectos de la sostenibilidad (cambio climático, diversidad, reciclaje, regulaciones), mientras una pequeña grúa apenas puede ayudar a soportar el peso. Este mensaje ilustra cómo muchas empresas perciben estas nuevas obligaciones: como una carga pesada que podrían no estar preparadas para asumir.

A pesar de los beneficios evidentes, muchas empresas—especialmente las pequeñas y medianas—se preocupan por la carga administrativa y los costos que implica la elaboración de estos reportes. ¿Tienen realmente los recursos para cumplir con esta normativa? ¿O terminará convirtiéndose en un nuevo obstáculo que solo beneficia a las grandes corporaciones con departamentos dedicados a sostenibilidad?

En países como España y Chile, donde los reportes ya son obligatorios para ciertas empresas, se ha visto un impacto positivo en la transparencia y en el acceso a mercados internacionales. Sin embargo, también ha habido críticas sobre la falta de claridad en las regulaciones y el costo de implementación. ¿Será Colombia capaz de evitar estos errores y generar un sistema que sea útil y accesible para todas las empresas?

¿Y ahora qué?

Las empresas colombianas deben prepararse. La elaboración de reportes de sostenibilidad no solo debe verse como un requisito legal, sino como una oportunidad estratégica para mejorar la reputación, atraer inversionistas y optimizar procesos internos.

Sin embargo, la discusión sigue abierta. ¿El gobierno ofrecerá incentivos o herramientas para facilitar este proceso? ¿Las empresas lo verán como un valor agregado o simplemente como un requisito más en la ya compleja normativa empresarial?

Lo cierto es que la sostenibilidad no es opcional y las empresas que no se adapten a este cambio pueden quedarse atrás. ¿Es este el empujón que se necesita para lograr una transformación real o simplemente otra regulación que quedará en el papel? El tiempo lo dirá.